Desde Mosterio, capital de la Esfera Cultural Goliciana, queremos compartir con ustedes pitutos, sereneiders, vainas arrechas y ñuflos. Trataremos de dilucidar (con ayuda de los espíritus de Perón, José de Zer y Freud) porque al Capitán Kirk se le rompían tanto las camisetas.
Poema Bobenko
A bordo, casi desnudo, estaba Francisco, gozando humilde, intrépido, jadeante; Karina, liviana, manoseada normalmente: "¡Ñoqui!" ordenó peyorativamente. Que Raúl se tirara, ubicuo. Vestidos: Walter, Xilofón y Zorrito.
Raro lo suyo, casi dadá. Pero no por eso menos encantador
ResponderBorrarDada, no, gagá.
ResponderBorrarQué bueno, me gusta mucho.
ResponderBorrarSi, gracias Raquel, no hay nada como una indigestión para que floresca la cretividad...
ResponderBorrar