Mi vecina, la loca

Conocí a mi vecina la loca el día que me mudé → amenazó a los de la mudadora.  La señora exigió que le mostrara la escritura. La mandé a cagar (no podría ser de otra manera), así que llamó a la policía, que vino, estuvo un rato y se fue.

Tuvo conflictos con todos los vecinos.
► A la anciana con Alzheimer le dejaba la puerta abierta, para que se le escapara el perro (que terminó atropellado por un 15)
►Usaba el local vacío como cochera. Cuando apareció el dueño, se negó a sacar el auto y le hizo un juicio que, ¡claro!, perdió. A este mismo tipo le hizo juicio por ruidos molestos, por poner los aires acondicionados, le rompió un vidrio, le daba guita a los cirujas para que ocuparan el local, llamó a la policía, etc.
►Un día pintó con amarillo en el frente una leyenda en contra de los "idiotas" que dejan que sus perros ensucien la vereda. Te imaginás que fue peor. Cuando los otros vecinos taparon la pintada, se peleó, fingió una agresión, llamó a la policía (otra vez). Tuvimos un cana sentado en el pasillo durante meses. Una vez más, perdió el juicio.
►En una ocasión, desconectó el tablero eléctrico común, dejándonos sin luz.
►Le inició un juicio a los de la botonería de la otra cuadra por ruidos molestos, que también perdió.
►Cuando pusieron la juguetería, volvió a la carga con el tema de los ruidos molestos, por poner los aires acondicionados, etc. Me citó para que le salga de testigo en una Mediación Comunitaria. Se imaginan que no fui.
►Su última actuación fue ayer, llamó a la policía para quejarse por los ruidos de una obra a la vuelta. Incluso amenazó con suicidarse.
Les recuerdo que la vieja es SORDA.

El hijo está igual de chapa.
Tiene una secretaria, una abogada lacra que la secunda, porque pase lo que pase, siempre cobra su moneda.

Republiquita y Lilita

Hay que realizar una serie de dibujitos animados, protagonizados por Republiquita y Lilita, onda Adventure Time o Tintín.

¡Siga a nuestras heroínas en trepidantes aventuras por todo el mundo mundial!

  • Por ejemplo, un ex espía paraguayo es asesinado en el hall de un museo moscovita y Republiquita y Lilita acuden a la policía rusa y ofrecen su ayuda para solucionar el caso.
  • El Fantasma del Espacio pide ayuda a Republiquita y Lilita contra el malvado Zorak.
  • Republiquita y Lilita viajan a las pirámides de Egipto, a pedido del Profesor Locovich, para descifrar un papiro del año 3500 a.C. 
  • Republiquita y Lilita deben hallar el transfuncionador del continuo, un poderoso y misterioso mecanismo, cuyo su misterio solo es superado por su poder.
  • Republiquita y Lilita rescatan al Pepe Mujica de las garras de La Mara de los Sicarios del Mameluco Grasiento.
  • Republiquita y Lilita contra La Alianza de los Truhanes del Holograma Anal Resplandeciente que quieren dominar el mercado mundial del Mantecol.
  • Republiquita y Lilita desenredan el misterioso secreto de la Atlántida y el Santo Grial, todo al mismo tiempo.

Déjà vu

Parado en la vereda, saco el encendedor, saco un faso, lo enciendo y me apoyo en la pared.
Pasa un helicóptero azul y blanco.
Una paloma picotea un pan.
Pasa un taxi sin pasajeros.
Un vaguito se acerca, la paloma se espanta y se corre un par de metros.
-¿Me da una moneda don?
-No.
Parado en la vereda, saco el encendedor, saco un faso, lo enciendo y me apoyo en la pared.
Pasa un helicóptero azul y blanco.
Una paloma picotea un pan.
Pasa un taxi sin pasajeros.
Un vaguito se acerca, la paloma se espanta y se corre un par de metros.
-¿Me da una moneda don?
-No ¿Eh? ¿Que...?

Parado en la vereda, saco un faso, saco el encendedor, ...
-¿Umm?
Pasa un helicóptero azul y blanco.
Una paloma picotea un pan.
Pasa un taxi sin pasajeros.
Un vaguito se acerca, la paloma se espanta y se corre un par de metros.
-¿Me da una moneda don?
-...
Parado en la vereda, ...
-¡A la mierda!
Pasa un helicóptero azul y blanco.
Una paloma picotea un pan.
Pasa un taxi sin pasajeros.
Un vaguito se acerca, la paloma se espanta y se corre un par o un pan de metros.
-¿Me da una moneda don?
-Si, tomá.
-Gracia, amigo.
El pibe se aleja. Le pego una pitada larga al cigarrillo.
La paloma vuelve a picotear el pan. Pasa una vieja con un perro.

La hija de Fayt está muy mayor...

...o es una vieja serpiente.

Esta mañana hice la parabólica humana y conseguí escuchar la Vorterix. Me estaba bañando cuando Reynaldo Sietecase y Romina Manguel (Guetap) intentaron entrevistar a Graciela, la hija del juez Carlos Fayt.

Y digo intentaron porque la señora (que debe andar por los 70 años) se mandó una super digresión y empezó a hablar de las pobres mascotas y los maltratos que reciben. 
Exigió que los asistentes sociales vayan casa por casa, vigilando el estado de los perros y los gatitos. 
Y pidió a los oyentes que visiten su facebook.

Respecto al tema de fondo, la señora Graciela dijo que su padre estaba "bien" y que "no estaba postrado".

Imaginate un papagayo depresivo

Y tenemos la historia del papagayo depresivo.
Compraron el papagayo con la garantía de que era un papagayo parlanchín. No cerraba la boca. Iba a ser divertido. No hay nada más divertido que un papagayo, ¿no es verdad? Aquella voz guarra, aquel aire de burlón. Pero este papagayo era diferente.
En el momento en que llegó a la casa, el papagayo fue rodeado por los niños. Al rato uno de los niños fue a preguntarle a su padre:
- Papá, ¿quién es Kierkegaard?
- ¿Cómo?
El papagayo estaba citando Kierkegaard a los niños. Algo sobre la insignificancia del Ser delante de la Nada. Y haciendo la salvedad que, al contrario de Kierkegaard, él no encontraba la respuesta en una racionalización de la cosmogonía cristiana. El padre mandó a los niños a apartarse y encaró al papagayo.
- Dame tu pata, Loro.
- ¿Por qué? - dijo el papagayo.
- ¿Cómo, por qué? Porque sí.
- Esa respuesta es inaceptable. A no ser como corolario de una postura más amplia sobre la gratuidad del gesto en cuanto...
- ¡Basta!
- Cierto. Basta. Yo también siento un cierto enfado con mi propia compulsión analítica. ¿Qué fue que dijo el bardo? "El mundo está demás con nosotros." Pero, ¿qué hacer? Estamos condenados a la autoconciencia. Existir es cuestionar, como dijo...
El padre intentó devolver el papagayo, pero no lo aceptaron de vuelta. La garantía era que el papagayo hablaba. No garantizaron que sería divertido. Y el papagayo, realmente, no paraba de hablar. Un día el padre llegó a la casa y fue recibido con la noticia de que la cocinera había intentado suicidarse. Pero, ¿cómo? ¿La Rosaura, siempre tan bien dispuesta?
- Fue el papagayo.
- ¿El papagayo?
- Él le llenó la cabeza de cosas. La futilidad de la existencia, la indiferencia del Universo, qué sé yo.
Aquello no podía continuar así. Los amigos iban de visita, esperando divertirse con la charla del papagayo depresivo. Al principio se reían mucho, sacudían la cabeza y comentaban: "Miren pues, un papagayo filósofo..." Pero en poco tiempo se quedaron serios. Salieron contemplativos. Y deprimidos.
- Sabes que algunas cosas que él dijo...
- Yo nunca había pensado en esa cuestión que él señaló, de la transitoriedad de la materia...
Los vecinos reclamaron. El negativismo del papagayo llenaba el patio de luz del edificio y entraba por las cocinas. Como si no tuvieran bastantes preocupaciones con el precio de los porotos, ¿y aún tenían que pensar en la finitud humana? El papagayo precisaba ser silenciado.
Fue en la madrugada. El papá entró en la cocina. Prendió la luz, interrumpiendo una disertación crítica sobre Camus que el papagayo - que era sartreano - hacía en la oscuridad. Tomó un cuchillo.
- Hmmm - dijo el papagayo.- Entonces va a ser así.
- Va.
- Estás en lo correcto. Tú tienes el poder. Y el cuchillo. Yo soy apenas un papagayo, y estoy preso en este gallinero. Pero, ¿tú ya pensaste bien en lo que vas a hacer?
- Es la única solución. A no ser que prometas que nunca más abrirás tu boca.
- Eso no lo puedo hacer. Soy un papagayo hablador. Biología es destino.
- Entonces...
- Espera. Piensa en la inmoralidad de tu gesto.
- Pero si tú mismo dijiste que la moral es relativa. En términos absolutos, en un mundo absurdo ningún gesto es más o menos moral que otro.
- Sí, pero estamos hablando de tu moral burguesa. Incluso ilusoria, ella existe en cuanto determina tu sistema de valores.
- Sí, pero...
- Espera. Déjame terminar. Siéntate ahí y vamos a discutir esta cuestión. Wittgenstein decía que...

 Luis Fernando Veríssimo

Reagan

Los historiadores del siglo XXI, lejos del recuerdo vivo de los setenta y los ochenta, se devanarán los sesos ante la aparente insentatez de este brote de fiebre militar, la retórica apocalíptica y la conducta internacional a menudo extravagante de los gobiernos estadounidenses, sobre todo en los primeros años del presidente Reagan (1980-1988). Tendrán que valorar la hondura de los traumas subjetivos de derrota (en Vietnam), impotencia y pública ignominia que afligieron a la clase política de los Estados Unidos en los años setenta.

La política de Ronald Reagan, elegido presidente en 1980, sólo puede entenderse como el afán de lavar la afrenta de lo que se vivía como una humillación, demostrando la supremacía y la invulnerabilidad incontestables de los Estados Unidos con gestos de fuerza militar contra blancos fáciles, como la invasión de la islita caribeña de Granada (1983), el contundente ataque naval y aéreo contra Libia (1986) y la todavía más contundente y absurda invasión de Panamá (1989).

Eric Hobsbawm
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