Lo sé todo

Una persona que no voy a nombrar pero cuyo nombre empieza con 'Sirena' y termina con 'Nilda', me ha conminado, amenazado incluso, me ha exigido de manera perentoria, a escribir un post sobre una enciclopedia, que casualmente cumplió por estos días 50 años de su edición. Estoy hablando de "Lo sé todo".
La "Lo sé todo" era una enciclopedia originalmente italiana, traducida al castellano, que constaba de varios tomos (¿12? ¿8?), cada uno de un color diferente. Se puede decir que contenía la suma del conocimiento humano en ese momento sobre Geografía, Historia, Mitología y Religión, Botánica, Literatura, Física, etc.
Acá la publicó la editorial Larousse y se la compraron mis viejos a un tipo que pasó por la calle tocando timbre por timbre, y luego pasaba cada mes a cobrar. ¡Con cuanto sacrificio mis matusalénicos padres pudieron comprarla!
"Lo sé todo" fue mi puerta de entrada a "La Ilíada" y a "La Odisea", a Jack London y a Mozart, al Amazonas y al Sahara, a Tiberio Graco y a Gagarin, y a cualquier otro tiempo o lugar al que mi mente púber y afiebrada quisiera llegar.
Estaba, como dicen ahora, profusamente ilustrada; hasta tenía una sección de "Historia del Vestido".  Ni una foto, solo dibujos, así que casi todos se parecían mucho, a menos que tuvieran algún detalle, tipo el bigotazo de Stalin o el pelito de San Francisco de Asís.
Leí cada tomo decenas de veces. Me aprendí de memoria algunos artículos y luego los usé a mi piacere en la escuela, incluso cambiando los protagonistas. Así, Alejo García realizó hazañas de algún personaje de Mark Twain. Engañaba a las maestras a los 10 años. 

Fueron una herramienta invalorable durante la Primaria y sin duda fue la responsable que de que llegara a abanderado. Porque yo fui abanderado ¿Nunca les había contado?
En la sección de Historia pasaba algo gracioso, arrancaba en la Prehistoria, llegaba hasta las Guerras Napoleónicas y saltaba hasta las vísperas de la 1ª Guerra Mundial, para terminar con la rendición de Japón en la 2ª Guerra Mundial.
Después tuve otras enciclopedias, la de Historia de Codex y la Tecnirama, ésta última enfocada en Ciencia y Tecnología. Muchos años después, salió una versión "latinoamericana" de "Lo sé todo", bastante pobre. O será que yo tenía una imagen idealizada de la anterior (como cuando uno se encuentra con una ex novia).
Mis padres le daban un valor primordial a la educación, valor que al menos yo, he conservado. Y así, en los '90 compré la famosa "Británica" para mis hijos. Pero esa es otra historia
.

Si usted está leyendo esto...

... es porque he vuelto a escribir ¡Cuack! ♪♫ Volvió una nochie, no lo esperabaaaan ♫♪
Odio las vacaciones de invierno.
Las odio porque el Centro se llena de viejas, pendejos y payucas.
Las viejas intentan caminar del bracete o llevar de la mano a los revoltosos infantes por las angostas calles céntricas.
Pobres ancianas. Porque los pibes se disparan y ellas andan a los gritos pelados, tratando de contener la tropa.
Hablando de tropa, creo que mis viejos nunca sacaron a pasear a mis hijos en vacaciones de invierno. Jamás. Se los echaré en cara la próxima vez que los vea.
Los payucas tratan de disfrutar el paseo por Florida o Plaza de Mayo a la una de la tarde, envueltos en nubes de oficinistas y arbolitos. Se atoran en la salida del subte o se lo toman al revés, se asustan en las escaleras mecánicas y preguntan en Corrientes y 9 de Julio donde queda el Obelisco. Y se paran de golpe a contemplar cada vidriera pelotuda que se cruzan. Los oficinistas los chocan y putean y los pungas les afanan.
Otra cosa que es típica de las vacaciones de invierno, es la obrita teatral pedorra.
Cualquier sótano se transforma en 'sala teatral' en un abrir y cerrar de ojos. Deben aprovechar el momento, los comprendo plenamente.
"El jilguerillo rebelde", "Chuchi & sus monguiamigos", "El sapito leprosito", "Cristinita y los anibalitos" y otras huevonadas por el estilo.
Son interpretadas principalmente por estudiantes de teatro, que sueñan con protagonizar alguna obra de Roberto Cossa, Chejov o Brecht y se deben conformar con agarrar un papel de 'oso' o 'árbol'.
O actores que conocieron mejores momentos, v.g. Federico Lupiz, que vuelve a hacer de Zorro, con Ximena Capristo como co-interprete. Si, aunque usted no lo crea, Ximena Capristo, la que suele hacer shows eróticos, también hará una obra infantil.
Y ahí van las viejas, los niños y los vendedores de boludeces. Vinchas de Panam, varitas luminosas que durarán 2 horas y terminarán en la basura, burbujeros para hacer burbujitas, muñequitos pedorros, hasta tutús de tul.


Paciencia, ya empezarán las clases...
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