A bordo, casi desnudo, estaba Francisco,
gozando humilde, intrépido, jadeante;
Karina, liviana, manoseada normalmente:
"¡Ñoqui!" ordenó peyorativamente.
Que Raúl se tirara, ubicuo.
Vestidos: Walter, Xilofón y Zorrito.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
Entradas populares
-
Lo que le critico a esta simpática señora, es la creación (o el impulso si prefieren) de una nueva necesidad, un nuevo ' mandato soci...
-
¡Haceme tuya Mostro! ¿Cuáles son esas señales que nos pueden alertar sobre un posible romance encubierto en el trabajo? Me he hecho esta...
-
Me escapo del infernal yugo una hora antes. Llego a casa y me ducho, porque voy a visitar a la doctora X y en una de esas me revisa las pa...
-
No siempre San Stefanío Xipolitakis Pombo Escudero fue un monje y mártir goliciano. Efectivamente, en su juventud se dedicó a la arquit...
4 comentarios:
Raro lo suyo, casi dadá. Pero no por eso menos encantador
Dada, no, gagá.
Qué bueno, me gusta mucho.
Si, gracias Raquel, no hay nada como una indigestión para que floresca la cretividad...
Publicar un comentario