Santoral Goliciano

¡Cuán poderosas han de ser las 20 Verdades Golicianas, pues, cuando entraron en el recto de San Duodeno Ileon de Yeyuno, mistagogo intestinal, ya no pudieron ser expulsadas nunca de allí, ni aún recurriendo a las purgas más furibundas!

Duodeno sufrió la pérdida de todas las cosas, y las consideró una mierda, para ganar el reconocimiento del Loado Panzón (¡Santificada sea su catinga calzonuda!).
Para difundir la verdad se mantuvo en el camino virtuoso, (...a pesar de que...) casi no hubo ninguna ciudad en la que no encontrara que le esperaban cadenas y pisotones, pellizcos y patadones; enfrentó a penalidades, a naufragios, fue sodomizado por enanos empingados, fue azotado con varas por los puesteros del Mercado Central; fue arrastrado de los pelos del culo por la Avenida Crovara, apaleados por albañiles santiagueños,  pero ninguna de estas cosas lo hizo desistir, y no consideró valiosa su vida, pues quería conocer a Sebas (¡Efebo Virginal!) y ser hollado por Él y su pelusa impetérrita.

Pero observen cómo conserva siempre la prominente pasión de su alma,  pareciera ser como 'El Polaco', que dice: “♪♫ Me estoy muriendo de sed, en la esquina la vagancia tiene algo para beber, me dicen que es mezcladito de vino y gaseosa pero me pegó tan duro, algo más debe tener... lalalá laralalá ♪♫”  
No, es más que eso, pues lo predicó en la prisión y lo proclamó delante de Sancochado de Menestrón y Estofado de Oyarbide. Duodeno relata su conversión y habla tan dulcemente de la gracia de la Goliciana, que el propio Estofado exclama: “(...con esos ojazos...) Por poco me persuades a ser goliciano.”

Por último, ¿Como olvidar la expresión en el rostro de Duodeno cuando (bastante en pedo y todo meado) dijo que: "Ni tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o machete o cachiporra policial habrán de separarme del amor que siento por Arnaldo André, mi Amo y Señor"?

Y no quiero despedirme sin antes darles un consejo: pongan la carne en la cacerola, solo cuando el aceite esté bien caliente, nunca antes.

Tanti gomarra, espuria timomo.