Hamaca, tobogan y calesita

Primero fue la hamaca que se mueve sola de Firmat.
Luego apareció el terrible tobogán asesino.
Más tarde, a un pobre hombre lo despidieron porque su mamá "muerta" lo visita en el trabajo.
Y ahora es el turno de ¡"La Calesita Temporal"!.
Nos acercamos hasta la plaza "Derechos del Trabajador" en la popular barriada de Villa Inflamable, partido de Avellaneda. Y digo "nos" porque fuí acompañado por el Licenciado Tito Sarlanga, que de fenómenos paranormales sabe una bocha.
Fuimos recibidos por Eleuterio Pishafuoco, puntero político y dealer local.
Concertar una cita con Eleuterio fue difícil, pero no nos dimos por vencidos y lo logramos, una destemplada noche de miércoles.
La esquina de Jufré y Salsipuedes fue el sitio convenido para le reunión.
Mientras esperaba, lamenté haber dejado de fumar. Se escuchaba el aullido de los somorgujos y el ulular de las chotcabras.
Luego de mirar hacia los lados, como sospechando la presencia de la policía o de almas en pena, vaya uno a saber, Eleuterio largó el rollo.
- Tomá pibe, acá tenés el rollo de 24 fotos.
- Cuenteme sobre la ...
- ¡No la nombres, pibe, no la nombres!
- Como usted diga...
- A mi ahijadita, la Yessica le pasó y a otros pibes también. Van, se sientan en la ... en esa cosa, y dan vueltas y vueltas y no pasa nada. Pero si giran en sentido contrario a las agujas del reloj ¡Retroceden en el tiempo!
Tito y yo quedamos mudos. No tanto por el asombro, sino por miedo de decirle a Eleuterio Pishafuoco que no debía consumir su propia porquería, ya que a todas luces, le hacía mal al coco. Preferimos pasar por asombrados y no ser víctimas de la ira irracional de un dealer desdentado.
- ¿Y que tanto se puede retroceder? - preguntó el Tito finalmente.
- El Eze, el hijo de la Daiana, asegura haber visto la filmación de "Carne", con la Coca Sarli; ¿cuantos años son? ¿cincuenta?
- Y si, más o menos.
Los segundos se estiraron hasta parecer siglos.
Sofocando la risa, Tito Sarlanga y quién escribe, se retiraron no sin antes agradecer a don Eleuterio, hombre de bien, verdadera fuerza viva de Villa Tranquila, por el testimonio brindado y los fasitos obsequiados.