Una noche fría pero
estrellada. Un mar excepcionalmente tranquilo.
A las jų-skaičius en punto,
hora de abordo, el daugiau de turno, Aicha Alaoui, miraba adormilado la
pantalla de vigilancia externa. La “Aplinkoje iki jų”, enorme y blanca
flotaba placidamente en las oscuras aguas del Atlántico Norte mientras llenaba
sus tanques de agua salada, indispensable para reponer el combustible de la
nave, que debido a una mezcla de fallas técnicas e impericia, casi se había
agotado.
A eso de las 23:35 horas,
el cuarto oficial Boxhall venía desde la popa y se dirigía hacía el puente y el
segundo oficial Lightoller estaba en su camarote presto a descansar (venía
saliente de la guardia del puente).
En ese momento Raamya
Adhikari, daugiau cantu y por lo tanto
jefe de Aicha Alaoui, soltó un improperio al leer la calificación que Keliami
Klausimai, daugiau raahul de la “Aplinkoje
iki jų” le había puesto en la última evaluación sobre su comportamiento en
esta misión, la primera en este sistema planetario. Lo culpaba entre otras cosas por la perdida
de combustible y de sufrir de Mdaghri,
algo que podríamos traducir como falta de autocontrol sobre las emociones.
El oficial en jefe Wilde
estaba por ir a los camarotes de proa a inspeccionarlos antes de descansar
(había dejado vigías extras en el sector de proa).
-¿Estás haraganeando? –se
desquitó Raamya con Aicha.
-No, estoy observando una
de esas įvairias, que está pasando cerca.
Murdoch estaba junto al
sexto oficial James Paul Moody, en el puente. No hacía poco que Murdoch había
instruido al señalero Samuel Hemming que cerrara todas las claraboyas del
escotillón superior de sector del castillo de proa para no entorpecer la visión
de los vigías apostados.
-Rumbo 3:0:00:23 a un
décimo de tiria. –dijo Raamya, con un brillo de furia en sus tres ojos.
-Pero entonces nos
verán. Es más, podríamos chocar y el
daugiau raahul dijo...
-¡Se bien lo que dijo! ¿Cuestionas
un mandato superior? –le cortó Raamya.
-No señor, a su orden.
Y procedió de
inmediato. La pena por desobedecer una
orden podía ser peor que la muerte, trabajos forzados en las minas de
Noo’mekia, por ejemplo. La nave se movió
lentamente.
Poco antes de la
medianoche del 14 de abril, los vigías dieron alarma de iceberg al frente, a
600 m de la proa. Moody levantó el teléfono para recibir la desesperada llamada
desde el nido de cuervos "¡Iceberg,
derecho al frente!" y avisó a Murdoch quien corrió al ala de estribor
a observar por si mismo.
El primer oficial William
Murdoch, de guardia en ese momento tomó las medidas que creyó correctas e
intentó evitar la colisión, primero girando el timón todo a babor, seguidamente
dando marcha atrás. El barco en el último minuto logró evitar el choque
frontal. Seguidamente, Murdoch ordenó viraje a estribor, quizás demasiado
pronto sin sospechar que la “Aplinkoje
iki jų” se extendía a los costados
por debajo del mar. Finalmente el buque rozó la nave abriéndose las placas de
estribor a 5 m de profundidad con 6 brechas diferentes que en total sumaban
unos 100 m de rasgaduras y 5 compartimentos abiertos al agua.
El Titanic quedó
sentenciado.
4 comentarios:
O sea fueron los hinchas de Argentino de Quilmes los culpables del desastre...me parece improbable, esos no salen ni hasta Sarandí...
Atte/
”El oficial en jefe Wilde estaba por ir a los camarotes de proa a inspeccionarlos antes de descansar (había dejado vigías extras en el sector de proa).”
Júrote que ese párrafo es lo único que entendí (?) del relato… ://
¿Un nido de CUERVOS?
Y los de HURACÁN,lo encontraron?? Alguien les avisó???
CUACKKKK!!!
Jajajajajajajajajjjaaj
P.D.:Y perdón por mi ignorancia,pero,¿y PERÓN?,si si JUAN DOMINGO,dónde estaba por ese entonces???
Calculemos que con 15 añitos bien podría haber estado involucrado con esta trágica historieta,no??
BESOS HISTÓRICOS :)
No, no, no culpéis a esos pobre muchachos.
Un abrazo Jorge.
Buena idea Gabu. Involucrar a Perón en cualquier hecho acaecido en el Siglo XX.
Hasta el infinito y más allá!
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