El microcentro es un pañuelo, ya lo se. Pero no dejo de sorprenderme.
Ayer me encontré con Carlitos González (el muy guacho me presentó como su hermano en un laburo donde él era mi jefe. Cuando le hicieron notar los apellidos distintos, contó una historia familiar truculenta) y hoy con Ángel Pedrazzani, un viejo bárbaro.
¡Cuantos recuerdos!
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1 comentario:
Debe ser por eso de que el microcentro es un pagnuelo que cada vez que voy me siento pegote, asqueroso y verde.
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